31 de marzo de 2014

Black Ice, Becca Fitzpatrick- Reseña

Black Ice es el nuevo libro de Becca, cuenta una nueva historia mas realista, dejando atrás los ángeles caídos y la ficción. En ésta ocasión, busca dar a sus lectores una historia mas realista e investigativa. Aquí les dejo la reseña.

Fecha de lanzamiento: 04/ Oct/ 2014
Portada:





"Black Ice es un fascinante 
thriller psicológico que tiene lugar en las traicioneras profundidades de las montañas de Wyoming. Britt Pfeiffer, de diecisiete años, ha estado entrenando para alcanzar la cumbre del Teton Range, pero no está preparada para que su ex-novio, quien sigue en sus pensamientos, quiera unirsele. Antes de que Britt pueda explorar sus sentimientos por Calvin, una inesperada tormenta de nieve la obliga a buscar refugio en una remota cabaña, aceptando la hospitalidad de sus dos ocupantes, quienes la toman como rehén. A cambio de su vida, Britt acepta guiar a los hombres fuera de la montaña. En cuando se ponen en marcha en la tormenta, Britt sabe que debe mantenerse con vida hasta que Calvin la encuentre. Pero la tarea no es tan simple como parece. Al encontrar escalofriantes evidencias una tras otra, Britt desenmascara la verdad acerca de una serie de asesinatos que han tomado lugar en la región... y el descubrir esto, puede convertirla en el siguiente blanco del asesino."

11 de marzo de 2014

Hush Hush Patch Pov- Cap. 4

Sobre el escritorio había un libro de jugadas, así que me entretuve con él, dibujando un partido mientras sentía a Nora acercarse.
Cuando estuvo frente a mí, contuve las ganas de soltar una risotada. Después de todo, no sería común que el entrenador se riera de ella en estas circunstancias, y no quería que acudiera a un personal de rango mayor. Sería un poco más problemático tener que fingir ser la directora o alguien de igual importancia.

―Dime, Nora. ¿Qué puedo hacer por ti? ―le pregunte, de la misma forma que el entrenador lo hubiera hecho.

Aunque claro, tampoco me preocupaba imitarlo a la perfección. El truco que puse en su mente se haría cargo de todo.

―Quiero decirle que la nueva disposición en clase y el nuevo plan de trabajo me incomodan―dijo ella, con total serenidad.

Enarqué las cejas, y obtuve una postura mucho más cómoda en lo que a mí respectaba: empujando la silla hacía atrás y entrelazando las manos detrás de mi nuca.

―A mí me gusta la nueva disposición. Casi tanto como este marcaje hombre a hombre que estoy preparando para el partido del sábado―dije, admirando el trabajo que había hecho. Sin ninguna duda, que milagrosamente alguien haya dibujado un marcaje perfecto en el libro sería extraño para el entrenador. Pero luego de que mi malditamente perfecto ingenio le diera la victoria, olvidaría ese hecho. Estaba seguro.

Nora dejó caer algo en la mesa, y levanté la vista para observar una copia del código de conducta del instituto y los derechos de los estudiantes sobre la mesa. Tuve que morderme la lengua para no reír. Sabía jugar muy bien su juego.

―La norma dice que ningún alumno debería sentirse amenazado dentro del colegio―dijo.
Sentí como si me fuera abofeteado. Me costó un montón no mostrar signos de mi incertidumbre. ¿Se sentía amenazada? ¿Por qué? Bueno, yo la había asustado en algunas ocasiones, pero ¿Amenazada? ¿Por mí?

De pronto desee haberla tratado mejor desde un principio.
Bueno, pero ¡maldita sea! ¿Por qué? Mientras más rápido se hiciera a la idea de que era peligroso para ella, mejor. Pero aun así, una parte de mí no lo quería.

― ¿Te sientes amenazada? ―pregunté.

―Me siento incómoda. Y quisiera proponer una solución. ―Guardé silencio. Bueno, eso está mejor. La incomodidad siempre es más fácil de controlar pensé. E imaginé nuevamente mis labios sobre los suyos, y cerré los puños con fuerza para contenerme de abalanzarme sobre ella y… hacer cosas indecorosas. 

Afortunadamente, no esperó a que siguiera hablando, porque continuó―Me ocuparé de la tutoría de cualquier alumno de Biología si vuelve a sentarme al lado de Vee.

¿Qué? ¿Tener que compartirla? ¿No sentarme más a su lado? ¿Tener que soportar como Vee la lanzaba a los brazos de un desconocido solo porque si? Estaba loca.

―Patch podría necesitar un tutor. ―me limité a decir.

Casi me sacó la lengua. Casi.

―Eso queda descartado―dijo.

¿Cómo era que de pronto quería evitarme a toda costa? ¿Por qué?

― ¿Lo has visto hoy? Estaba implicado en la clase. En todo el año no le había oído decir una sola palabra, pero ha sido sentarlo a tu lado y… ¡bingo! Su calificación en esta asignatura va a mejorar―Aunque tampoco era que me interesara la asignatura en absoluto.

―Y la de Vee va a empeorar.
Bufé ligeramente. Al parecer no lo había notado.

―Es lo que pasa cuando no puedes mirar a tu lado y encontrarte con la respuesta correcta―dije.

―El problema de Vee es la falta de constancia. Yo le echaré un cable―dijo.

―De momento seguiremos así. ―miré el reloj. Mierda, el entrenador ya debería estar por regresar. ―Llego tarde a una reunión, ¿Algo más?

Pareció pensarlo, pero no tenía nada más a lo que aferrarse.

―Esperemos unas semanas a ver qué pasa―Tendría que enamorarla demasiado pronto―Ah, y lo de darle clases particulares a Patch iba en serio. Cuento contigo.

Me levanté del escritorio y salí del aula en dirección al estacionamiento, justo cuando observaba al entrenador pasar por el otro pasillo. Demasiado cerca, pero lejos de notar algo.

Subí a mi Ducati y aceleré en dirección al Delphic.

―Vaya, hasta que apareces.
Me giré para ver a Rixon bajar del Arcángel.

―Pensé que no te atraía el arcángel―le dije.
Se encogió de hombros.

―Solo estaba probando que se siente. Tienes razón, recuerda los viejos tiempos. ―dijo.
Comencé a caminar en dirección a mi casa.

― ¿Te suena el nombre de Nora Grey? ―preguntó de pronto.
Me quedé congelado.

―Creo que es el nombre de esa pelirroja que tanto te gusta. Es su nombre, ¿No? ―dijo él.
Me giré sobre mis talones, y comencé a caminar en su dirección con los puños cerrados, y el ceño fruncido. ¿Pero qué mierda? ¿Cómo Rixon conocía su nombre completo?

―Vaya, deja tus celos niño malo. No es conmigo con quien tienes problemas―dijo.
Me detuve.

― ¿Con quién entonces, sino?
Se encogió de hombros, restándole importancia.

―No sé quiénes son.

―Quienes son… ¿Quiénes?
Me estaba exasperando.

―Chicos. Dos. Los escuché hablando sobre ella, y un ataque. ―dijo él.
Me quedé pasmado.

― ¿Ataque? ¿Qué ataque? ―pregunté. Volvió a encogerse de hombros. ―Rixon, más te vale que digas todo lo que sabes si no quieres hacerle una visita de urgencia al odontólogo más cercano.
Soltó unas carcajadas.

―Vale, vale, tranquilo. Lo único que escuché fue que ya habían encontrado a Nora Grey, y que lo más probable es que la atacaran hoy en la biblioteca. Al parecer saben que ella y su amiga estarán allí. Y… oye, venga ¿A dónde vas? ¡Patch! ―gritaba.

No le presté atención.
Corrí de nuevo hacía mi Ducati, y aceleré en dirección a la biblioteca.
No podía permitir que algo le pasara a Nora. No todavía.

Llegué a la biblioteca justo a tiempo, a mi parecer.

Nora se encontraba en una de las mesas junto a Vee, y todo parecía Normal. Me encaminé hacía donde se encontraba la bibliotecaria. Si estaba en la biblioteca, bueno, tenía que tener un motivo.

―Quiero llevarme un libro―le dije.
La bibliotecaria enarcó una ceja.

― ¿Qué libro? ―preguntó.

Mierda.

―Eh, uno de historia―respondí.
Ahora enarcó las dos cejas.

― ¿Nombre del libro?
Bueno, maldita sea.

―Da igual. Solo deme un puto libro. El que sea―le dije.
Ella se ruborizó.

Unos pocos minutos luego, estaba de regreso con un libro en las manos. Me lo entregó, y nuestros dedos se rozaron. Pude sentir como su cuerpo se estremecía.

Sí, este era el efecto que causaba en las mujeres.

― ¿Algo más que te pueda ofrecer? ―preguntó.
Enarqué las cejas ante su insinuación, y solté media sonrisa.

―Sí, supongo que sí―le dije.
Me sonrió esperanzada.

―Mira detrás de mí―le dije, cortando su ensoñación. ― ¿Notas a alguien extraño? ¿Alguien que tenga pinta de estar siguiendo a alguien más?

Vi la clara decepción en su mirada, sin embargo comenzó a barrer la biblioteca con sus ojos.

―Lo siento, no…―dijo. Bueno, de seguro Rixon había escuchado mal. Me prepare para irme―Espera, allí hay un chico (Creo que es un chico) extraño. Tiene una sudadera con capucha que le cubre el rostro―dijo.
Bingo.

Miré unas tarjetas que reposaban en el escritorio.

― ¿Tu número? ―pregunté, señalando las tarjetas. Ella asintió, ruborizada. Tomé una tarjeta―Tal vez un día te llame.

Salí de la biblioteca, y me escondí junto al coche de Vee, en la oscuridad, esperando. Pasaron unos largos minutos en lo que la desesperación me carcomía hasta que al fin las vi llegar.

Luego de que Nora y su amiga desaparecieran, lo vi.

Echó a correr antes de que pudiera ver quién era, o de entrar en su mente siquiera, y me recorrió el cuerpo entero un escalofrío.
Si estaba detrás de Nora.


Y no era humano.

10 de marzo de 2014

Hush Hush Patch Pov- Cap. 3

Llegué al Delphic cerca de medianoche. Una fina lluvia caía sobre mí, ciñéndome la ropa al cuerpo, y el cabello al cráneo. Subí al Arcángel en un intento desesperado de poder pensar con claridad, de despejar mi mente. Desde que Nora había salido del Salón de Bo., No había dejado de pensar en ella.
No entendía que me sucedía, pero cada vez que imaginaba las diferentes formas en las que ella podía morir, mi cuerpo se estremecía. No era que lo sintiera, porque no puedo sentir ningún tipo de sensaciones, pero lo sentía a un nivel emocional. Era como si fuese mi alma (Si es que tenía una) la que temblara al solo pensar en la muerte de esa chica.
Recuerdo la primera vez que la vi, en su habitación, justo el primer día que comencé a observarla a diario. Había pensado que no había chica como ella. Era muy guapa, si, pero no era en eso en lo que me había fijado. Tenía carácter, y actitud. Me había dado cuenta que era fuerte, al menos emocionalmente.
 Y eso me gustaba. Ya era tarde. La mayoría de las personas se encontraban durmiendo a estas horas de la noche, pero ella no lo estaba. Se encontraba sentada en el suelo, reposando la espalda en su cama, con la vista perdida en una pequeña caja plateada que sostenía en su regazo. Su cabello estaba suelto, y los alborotados rizos caían a cada lado de su cara. Tenía la cabeza baja, como si estuviera llorando. Su cuerpo daba sacudidas, como cuando tratas de contener los sollozos. La miré fijamente. No podía creer que ella fuera la descendiente que necesitaba para llevar a cabo el sacrificio. No tenía ningún parecido con Chauncey… Lo que me hacía preguntarme si tal vez, había sido un error. Entonces mi mirada se posó en su muñeca, y contuve un gemido. Era ella. De eso no había duda. Lástima.
¿Lástima? ¿Lástima por qué? Pensé. Luego sacudí la cabeza.

La rama donde me encontraba emitió un ruido, y ella levantó la vista. La miré a los ojos, aún cuando sabía que ella no podía verme. Se encontraba confundida… y contemple con gran curiosidad como su rostro estaba completamente seco. Pero sus ojos reflejaban dolor y angustia. Suspiró y regresó su mirada a unas fotografías que sostenía.

 Lo siento, padre. Yo tenía… yo tenía que haber estado contigo… Yo… yo tuve que acompañarte—susurró, cerrando los ojos con fuerza. Sus puños se cerraron con fuerza, tiró las fotos dentro de la caja y la cerró de un golpe. Se levanto, y secó una pequeña lágrima que había logrado escaparse. No voy a llorar—susurró, tratando de convencerse a si misma. —No voy a llorar, no lo haré. Una parte dentro de mí se removió inquieta. Quería entrar, consolarla y decirle que todo estaba bien, que allí estaba yo con ella. Pero esa era mi parte débil, y yo no era débil. Traté de regodearme de su sufrimiento, y lo logré. Imaginando mis carcajadas al momento de sacrificarla.
Me estremecí, pero lo ignoré. Bajé del árbol de un salto y me encaminé al Delphic. No tenía medio de transporte en ese entonces. Estaba deseando ansiosamente que llegara el inicio de clases, momento en el cual se activaría mi plan para asesinarla. Seguía pensando en ella cuando me encaminé a los túneles, en dirección a mi casa. Al llegar, me quité la ropa y me metí entre las sabanas. No era que yo necesitara dormir, pues los ángeles caídos no duermen técnicamente. Pero mi cuerpo si lo necesitaba. Así que cerré los ojos, y me sumergí en mis pensamientos… que eran sobre Nora. El "Entrenador" estaba malgastando saliva hablando aún sobre lo que él creía que era el sexo. Yo no le prestaba atención, estaba concentrado en mi compañera, la cual estaba concentrada en algo más. Observé como escribía "Poco dispuesto a cooperar con el trabajo. Demuestra escaso interés por el trabajo en equipo". Contuve una risa. Eso era cierto… en parte. No me interesaba trabajar con nadie. Nadie, que no fuera ella. Seguí observándola… parecía preocupada. Metió una mano en su mochila y sacó dos comprimidos de algo que tenía un asqueroso color gris. Se los metió a la boca, y los tragó. Enarqué las cejas, curioso, esperando a que ella me dijera por qué tomaba esas cosas. Pero como no, nos interrumpieron.
 ― ¿Nora? El entrenador se encontraba frente a Nora, esperando su respuesta.
― ¿Podría repetirme la pregunta? ―dijo ella, ruborizada.
Los inmaduros que la rodeaban soltaron una pequeña risa, lo cual pareció irritar al entrenador.
― ¿Qué cualidades te atraen de un posible compañero? ―dijo.
― ¿De un posible compañero?
―Venga, no tenemos toda la tarde. Ella parpadeó sorprendida, y algo confundida. Me recliné en la silla, y la estudié, esperando su respuesta.
― ¿Quiere que haga una lista de las características de un…?
―De un posible compañero, sí, eso ayudaría―dijo el entrenador, exasperado. Me miró. Una parte de mí sabía que lo haría, así que sonreí abiertamente, y articulé las palabras "Estamos esperando" para que se diera prisa. Se ruborizó, y movió sus manos. Me había dado cuenta, que cuando está nerviosa, trata de desviar la atención a su cuerpo. Sonreí para mis adentros.
―Nunca lo he pensado―respondió al fin.
―Pues piénsalo ahora, y rápido. -Entré en la mente del entrenador para que se dirigiera a mí, y lo hizo.
―Tu turno, Patch. Cambié de posición, girando mi cuerpo levemente en dirección a Nora.
―Inteligente. Atractiva. Vulnerable―dije. Miré de reojo a Nora, pero estaba mirando al entrenador escribir mis cualidades en la pizarra.
― ¿Vulnerable? ¿Y eso? ―preguntó. Abrí la boca para contestar, pero me vi interrumpido por Vee. Tuve que hacer un esfuerzo enorme para no mandarla a callar a gritos.
― ¿Esto tiene algo que ver con el tema que estamos estudiando? Porque en el libro de texto no dice nada sobre las características que debe reunir el compañero ideal. ―dijo ella.
El entrenador la miró, y explicó lo que parecía el motivo de su pregunta. Luego le pidió las cualidades que busca en un chico.
―Guapísimo, rico, indulgente, sobreprotector y un poquito perverso―dijo.
Reí. Ya que ella no recordaba a Rixon, al parecer hablaba de mí.
―El problema de la atracción entre humanos, es que nunca sabes si esta será correspondida―dije, más para mí mismo que para los demás, pero de igual forma escucharon.
―Excelente observación―dijo el entrenador.
―Los humanos son vulnerables―dije, haciendo énfasis en "Son" y no decir "somos". Nadie se dio cuenta―Porque se les puede hacer daño. -Le di un rodillazo a Nora, la cual volvió a ruborizarse, y luego se apartó.
―La complejidad de la atracción (Y reproducción) entre los humanos, es uno de los rasgos que nos diferencian de otras especies―dijo.
Resoplé. ¿De otras especies? Yo era "De otra especie" y la forma de atracción era exactamente igual a la de los humanos. Estúpido. Siguió hablando de estupideces mientras yo me perdía en mis pensamientos, deseando que fuera el hombre que tenía en frente la persona que debería matar, y no la chica que tenía a un lado. Un minuto después, mi nombre me trajo de vuelta a la realidad.
―Muy bien, Patch. Imaginemos que estás en una fiesta. Ves a muchas chicas de diferentes formas y tamaños. Rubias, morenas, pelirrojas, algunas de pelo azabache. Algunas son habladoras, mientras que otras parecen tímidas. Has encontrado a una chica que es tu tipo. ¿Cómo le comunicarías tu interés?
―Me acercaría y le hablaría―dije, sin pensar.
―Estupendo. Ahora viene lo más importante. ¿Cómo averiguarías si es una presa accesible o, en cambio, quiere que te largues? -Pensé. Recordé entonces la primera vez que hablé con Nora realmente…
―La estudiaría. Me preguntaría qué piensa y qué siente. Ella no me lo va a contar a la primera, por lo que tendré que prestar atención. ¿Me mira de frente? ¿Aguanta la mirada y luego la aparta? ―miré de reojo a Nora― ¿Se muerde el labio y juega con su pelo, como está haciendo Nora en este momento? -Más coqueteos. Era un problema, pero me gusta coquetear con ella. Más de lo sanamente posible. ―Ella es una presa―dije, y le di otro rodillazo. Otra vez se sonrojó.
― ¡Muy bien! ―exclamó el entrenador.Parecía realmente feliz de que por primera vez, todos los alumnos estuvieran prestando atención a una de sus clases. Observé a Nora con más intensidad.
―Los vasos sanguíneos del rostro de Nora se están dilatando y tiene la piel caliente. Sabe que la están cortejando. Le gusta recibir atención, pero no sabe manejarse―dije.
―No estoy sonrojada―dijo, y se sonrojó un poco más.
―Esta nerviosa―dije. ―Se acaricia el brazo, para desviar la atención de su rostro a su figura. Quizás a su piel. Son sus puntos fuertes. Levantó la barbilla, simulando dignidad.
―Esto es ridículo―dijo.
 ¿Ridículo? Bueno, destrocemos esa dignidad que queda pensé. Coloqué mi mano en el respaldo de su silla, como si eso fuese lo más normal del mundo. La miré a los ojos con toda la intensidad posible que pude reunir, y me perdí en las profundidades de sus ojos grises. Ella me devolvía la mirada sin decir nada. Ambos perdidos en el otro. Lo sabía. "Vulnerable" dije, sin decir palabras en realidad. Eso pareció molestarla y devolverla a la realidad. Arrimó su silla más adelante, dejando caer mi mano. Casi solté una carcajada.
― ¡Ahí lo tienen! Así funciona el proceso Biológico―dijo el entrenador. Resoplé bajito, asegurándome de que solo yo lo escuchara.
― ¿Ahora podemos hablar de sexo, por favor? ―solicitó Vee.
―Mañana. Lean el capítulo siete y vengan preparados para un debate―respondió él. Sonó el timbre, y eché mi silla hacia atrás, simulando que ya me iba.
―Ha sido divertido. Repitamos cuando quieras―dije. Me alejé de ella, saliendo por la puerta. Justo en ese momento, entre en la mente del entrenador, solicitando que saliera inmediatamente. Él lo hizo, por supuesto. Sin que se diera cuenta Nora, tomé su lugar entrando en la mente de todos, para que todo aquel que mirara hacía donde me encontraba, no me viera a mí, si no a McConaughy. Sabía que Nora vendría a hablar con él sobre mí. Sabía también que él haría lo que le pidiera, sin mi influencia. Por eso, ella no hablaría con él. Hablaría conmigo.