29 de octubre de 2012

Finale Capitulo 9 en Español


—Te di la oportunidad de hacer esto de la manera fácil, pero se me está agotando la paciencia —dijo Pepper. Se metió el arma en la cinturilla del pantalón, liberando sus dos manos para secarse la brillante frente—. Si no puedo llegar a Patch, lo haré venir a mí.
Vi a donde se dirigía esto. —¿Es esto un secuestro? Definitivamente usted no es un criminal común, Pepper. Delincuente, sociópata, y nefasto malhechor suena más cerca de la marca.
Se aflojó el cuello e hizo una mueca. —Necesito que Patch haga algo por mí. Un pequeño… favor. Eso es todo. Inofensivo, de verdad.
Tuve la sensación de que —favor— incluía seguir a Pepper hasta el infierno, hasta justo antes de que él saltara, se liberara, y cerrara las puertas para Patch. Ocuparse de un chantajista era un camino de ida.
—Soy uno de los buenos —dijo Pepper—. Un arcángel. Él puede confiar en mí. Deberías haberle dicho que confiara en mí.
—La manera más rápida de romper su confianza sería secuestrarme. Piense en esto, Pepper. Llevarme no va a hacer que Patch coopere con usted.
Tiró más fuerte de su cuello. Su rostro se había enrojecido hasta el punto de parecerse a un sudoroso cerdo rosado. —Aquí hay mucho más en juego de lo que se ve a simple vista. Me he quedado sin opciones, ¿no te das cuenta de eso?
—Usted es un arcángel, Pepper. Y sin embargo aquí está, paseando por la Tierra, llevando un arma y amenazándome. No creo que sea inofensivo, así como no creo que no tenga ninguna mala voluntad hacia Patch. Los arcángeles no vagan por la Tierra por largos períodos de tiempo, y no toman rehenes. ¿Sabe lo que pienso? Que se ha vuelto malvado.
—Estoy aquí en una misión. No soy malo, pero tengo que tomarme algunas… libertades.
—Caramba, estoy tentada de creerle.
—Tengo un trabajo para tu novio que sólo él puede hacer. No quiero secuestrarte, pero has forzado mi mano. Necesito la ayuda de Patch, y la necesito ahora. Camina hacia el bote, despacio y con cuidado. Ante cualquier movimiento brusco dispararé.
Pepper hizo un gesto de invocación, el bote obedientemente se deslizó por el agua, moviéndose hacia la rampa para botes más cercana. Patch no me había contado que los arcángeles podían darle órdenes a los objetos. No me gustó la sorpresa, y me pregunté qué tanto complicaría esto mi intento de fuga.
—¿No oyó? Él ya no es más mi novio —le dije a Pepper—. Estoy saliendo con Dante Matterazzi. ¿De seguro ha oído hablar de él? Todo el mundo lo ha hecho. Patch está ciento por ciento en mi pasado.
—Supongo que lo averiguaremos, ¿no es así? Si tengo que volver a pedirte que camines, pondré un agujero en tu pie.
Levanté los brazos al nivel de mis hombros y caminé hacia la rampa para botes. Un poco tarde, deseé haber usado mi chaqueta de jean con el dispositivo de rastreo. Si Patch sabía donde estaba, vendría a buscarme. Tal vez también había cosido un dispositivo a mi chaleco acolchonado, pero no podía contar con ello. Y dado que no sabía dónde estaba Patch, tampoco podía contar con él.
—Sube al bote —me ordenó Pepper—. Toma la cuerda del asiento y átate las manos a las barandas.
—¿Estás seguro de esto? —dije, tratando de entretenerlo. Miré los árboles que enmarcaban el río. Si podía llegar a ellos, me podría esconder. Las balas de Pepper tendrían más éxito pegándole a los árboles que a mí.
—A cincuenta kilómetros de aquí tengo una bonita y espaciosa despensa con tu nombre en ella. Una vez que lleguemos allí, le haré una llamada a tu novio. —Hizo un puño, extendiendo el pulgar y dedo meñique, y colocó su mano-teléfono en el oído—. Ya veremos si no podemos llegar a un acuerdo. Si hace un juramento para encargarse de un asunto personal mío, podrías volver a verlo, y también a tus amigos y familiares.
—¿Cómo lo va a llamar? Usted tiene su teléfono celular.
Pepper frunció el ceño. No había pensado en eso. Tal vez podría usar su desorganización a mi favor. —Entonces tendremos que esperar a que él nos llame. Por su propio bien, espero que él no pierda el tiempo.
De mala gana, subí al bote. Recogí la cuerda y empecé a enrollarla en un nudo. No podía creer que Pepper fuera tan estúpido. ¿Creía honestamente que una cuerda común y corriente podría contenerme?
Pepper contestó mi pregunta. —En caso de que estés teniendo algún pensamiento de fuga, deberías saber que esa cuerda está encantada. Parece inofensiva, pero es más fuerte que el acero estructural. Ah, y una vez que hayas asegurado tus muñecas, la encantaré de nuevo. Si tan solo haces el mínimo intento de tirar para liberarte, descargará doscientos volteos de electricidad en tu cuerpo.
Traté de mantener la compostura. —¿Un truco especial de los arcángeles?
—Sólo digamos que soy más fuerte de lo que crees.
Pepper pasó una corta pierna sobre el bote, equilibrando el pie en el asiento del conductor. Antes de que pudiera pasar la otra, azoté mi cuerpo contra el costado del bote, meciéndolo con fuerza para alejarlo de la rampa. Pepper estaba parado con un pie adentro y uno afuera, mientras el espacio de aire entre sus piernas se hacía cada vez mayor.
Él reaccionó al instante. Se lanzó hacia el aire, flotando varios centímetros sobre el bote. Volando. Durante la fracción de segundo en la que tomé la decisión de desequilibrarlo, olvidé que tenía alas. Y no sólo eso, sino que ahora estaba furioso.
Me lancé al agua, nadando duro hacia el medio del río, oyendo los tiros que eran disparados al agua desde arriba.
Un chapuzón sonó atrás, y supe que Pepper se había zambullido detrás de mí. En cuestión de segundos me alcanzaría y cumpliría la promesa de poner un agujero en mi pie… y probablemente algo mucho peor. Yo no era tan fuerte como un arcángel, pero ahora era una Nephilim, y había entrenado con Dante… dos veces. Decidí hacer algo o bien increíblemente estúpido o bien increíblemente valiente.
Plantando los pies firmemente en el arenoso lecho del río, empujé hacia arriba con todas mis fuerzas, saltando directamente fuera del agua. Para mi sorpresa, me sobrepasé, elevándome por encima de las copas de los árboles que se amontonaban en la rivera. Pude ver a kilómetros y kilómetros de distancia, más allá de las fábricas y los campos, hacia la carretera en la cual se encadenaban pequeños coches y remolques de tractores. Más allá de eso, vi el mismísimo Coldwater, un grupo de casas, tiendas, y parques de césped verde.
Con la misma rapidez, perdí velocidad. Se me dio vuelta el estómago, el aire resbaló por mi cuerpo mientras se invertía mi dirección. El río se precipitó hacia mí. Tuve el impulso de girar frenéticamente los brazos, pero fue como si mi cuerpo no lo tolerara. Se rehusaba a ser menos que elegante y eficaz, plegándose en un apretado misil. Mis pies se estrellaron en la rampa de botes, atravesando los tablones de madera y sumergiéndome nuevamente en el agua.
Más balas pasaron zumbando por mis oídos. Salí a tientas de los escombros, me abalancé hasta la orilla del río, y salí disparada hacia los árboles. Dos mañanas de correr en la oscuridad me habían dado un poco de preparación, pero no explicaba el porqué de pronto estaba corriendo a velocidades que rivalizaban con las de Dante. Los árboles pasaban como vertiginosos borrones, pero mis pies saltaban con facilidad, casi como si pudieran anticipar los pasos necesarios medio segundo antes que mi mente.
Corrí a toda velocidad por el camino, me lancé dentro del Volkswagen, y lo saqué del estacionamiento. Para mi sorpresa, ni siquiera estaba sin aliento.
¿Era la adrenalina? Quizás. Pero no lo creía.
Conduje hacia la Droguería y Farmacia de Allen y deslicé el Volkswagen en un lugar del estacionamiento que estaba situado entre dos camiones que me escondieron de la calle. Luego me encorvé en el asiento, intentando hacerme invisible. Estaba bastante segura de haber perdido a Pepper en el río, pero no se perdía nada con ser cautelosa. Necesitaba tiempo para pensar. No podía ir a casa. No podía regresar a la escuela. Lo que realmente necesitaba era encontrar a Patch, pero no sabía por dónde empezar.
Sonó mi celular, sacándome de mi ensoñación.
—Hola, Grey —dijo Scott—. Vee y yo estamos de camino a Taco Hut para almorzar, pero la gran pregunta de hoy es: ¿dónde estás tú? Ahora que tú (a) puede conducir, y (b) tienes ruedas —ejem, gracias a mí— no necesitas comer en la cafetería de la escuela. Para tu información.
Ignoré su tono bromista. —Necesito el número de Dante. Mándamelo por texto y hazlo rápido —le dije a Scott. Había tenido el número de Dante almacenado en mi antiguo teléfono, pero no en este.
—Mmm, ¿por favor?
—¿Qué es esto? ¿Doble moral de martes?
—¿Para qué necesitas su número? Pensé que Dante era tu chico….
Colgué el teléfono y traté de pensar las cosas. ¿Qué sabía a ciencia cierta? Que un arcángel que llevaba una doble vida quería secuestrarme y usarme como incentivo para lograr que Patch le hiciera un favor. O dejara de chantajearlo. O ambas cosas. También sabía que Patch no era el chantajista.
¿Qué información me faltaba? Sobretodo el paradero de Patch. ¿Estaba él a salvo? ¿Me contactaría? ¿Necesitaba mi ayuda?
¿Dónde estás, Patch? Grité al universo.
Mi celular sonó.
AQUÍ ESTÁ EL NÚMERO DE DANTE. ADEMÁS, OÍ POR AHÍ QUE EL CHOCOLATE FUNCIONA BIEN PARA EL SÍNDROME PREMENSTRUAL, mandó Scott por mensaje de texto.
—Gracioso —dije en voz alta, marcando el número de Dante. Él contestó al tercer timbrazo.
—Tenemos que reunirnos —le dije con los nervios de punta.
—Escucha, si se sobre esta mañana...
—¡Por supuesto que es sobre esta mañana! ¿Qué me diste? Bebí un líquido desconocido, y de repente puedo correr tan rápido como tú y saltar quince metros en el aire, y estoy segura de que mi visión es mejor que diez sobre diez.
—Va a desaparecer. Para mantener esas velocidades, necesitarías beber el líquido azul todos los días.
—¿El líquido azul tiene un nombre?
—No por teléfono.
—Está bien. Reunámonos en persona. 


—Ven a Rollerland dentro de media hora.

Parpadeé. — ¿Quieres quedar en la pista de patinaje sobre ruedas?

—Es mediodía de un día entre diario. No hay nadie, sólo las madres y los niños pequeños. Hace que sea más fácil detectar a los espías potenciales. 

No estaba segura en quien pensó Dante que podría estar espiándonos, pero tuve la incómoda sensación de revoloteo en mi estómago que lo que sea que era la cosa azul, Dante no era el único quien lo quería. Mi mejor conjetura, era una droga de algún tipo. Había sido testigo de primera mano del aumento de sus propiedades. Los poderes que me dio fueron surrealistas. Era como si no tuviera límites y la extensión de mi propia destreza física fue… sin límites. La sensación era estimulante y antinatural. Fue esto último lo que me tenía preocupada.

Cuando Hank estaba vivo, había experimentado con el devilcraft, convocando los poderes del infierno en su favor. Los objetos que había encantado siempre habían echado un tono azul fantasmagórico. Hasta ahora había creído que los conocimientos sobre devilcraft habían muerto con Hank, pero empezaba a tener dudas. Tenía la esperanza de que la misteriosa bebida azul de Dante fuera una coincidencia, pero el instinto me decía lo contrario.

Salí del coche y camine las pocas manzanas que quedaban hasta Rollerland, comprobando por encima del hombro a menudo en busca de signos de que estaba siendo seguida. Ningunos hombres extraños en gabardinas negras y gafas de sol. Tampoco nadie demasiado alto, un claro indicativo de Nephilim.

Me deslice por las puertas de Rollerland, alquile un par de patines de ruedas de talla ocho y me senté en un banco justo afueras de la pista. Las luces estaban bajas y una bola de discoteca dispersaba sombras de una brillante y saturada luz por el suelo de madera pulida. Por los altavoces se escuchaba a la pasada de moda Britney Spears. Como Dante había predicho, sólo niños pequeños y sus madres estaban patinando a esta hora.

Un cambio en el aire, rompiendo con tensión, me alertado de la presencia de Dante. Se sentó en el banco junto a mí, vestido con unos vaqueros oscuros hechos a medida y un entallado polo azul marino. No se había molestado en quitarse las gafas de sol, haciendo imposible ver sus ojos. Me pregunté si se arrepentía de haberme dado la bebida y si estaba experimentando algún grado de conflicto moral. Eso esperaba.

— ¿Vas a patinar? — preguntó haciendo un gesto con la cabeza a mis pies.

Me di cuenta de que no estaba llevando patines. —El cartel decía que tenías que alquilar los patines para pasar más allá del vestíbulo.

—Podrías haber engañado mentalmente al encargado del mostrador.

Sentí que mi estado de ánimo se oscurecía. —Esa realmente no es mi forma de jugar.

Dante se encogió de hombros. —Entonces te estás perdiendo una gran cantidad de las ventajas de ser Nephilim.

—Háblame de la bebida azul.

—Es una bebida de mejora.

—Lo que pensaba. ¿Qué es lo que mejora? 

Dante echó la cabeza hacia mí y habló en un susurro. —Devilcraft. No es tan malo como parece — me aseguró.

Mi columna se puso rígida y se me puso la piel de gallina en la nuca. No, no, no. Se suponía que Devilcraft había ido erradicado de la Tierra. Había desaparecido con Hank. —Sé lo que es devilcraft. Y pensé que fue destruido. 

Las oscuras cejas de Dante se fruncieron. — ¿Cómo sabe acerca de devilcraft?

—Hank lo usó. Así como su cómplice, Chauncey Langeais. Pero cuando murió Hank — me contuve. Dante no sabía que yo había matado a Hank y decir eso no iba a ayudar a mi relación con los Nephilims, Dante incluido, si mi secreto salía a la luz, seria el eufemismo del año. —Patch solía espiar a Hank.

Un asentimiento de cabeza. — Lo sé. Tenían un trato. Patch nos suministraba información sobre los ángeles caídos. 

No sabía si Dante dejo fuera intencionalmente que Patch había acordado espiar a Hank con una condición: que conservaría mi vida, o si Hank había mantenido esos detalles privados.

—Hank le dijo a Patch sobre devilcraft — mentí, cubriendo mis huellas. — Pero Patch me dijo eso cuando Hank murió, devilcraft se fue con él. Patch tenía la impresión de que Hank era el único que sabía cómo manipularlo.

Dante negó con la cabeza. — Hank puso al mando del desarrollo de prototipos devilcraft a su mano derecha, Blakely. Blakely sabe más sobre devilcraft de lo que Hank nunca hizo. Blakely ha pasado los últimos meses atrincherado en un laboratorio, encantando cuchillos, látigos e incrustaciones anillos con devilcraft, transformándolos en armas mortales. Más recientemente, ha formulado una bebida que elevará los poderes Nephilim. Estamos unidos imparcialmente, Nora, — dijo con un brillo de emoción en los ojos. —Solíamos necesitar a diez Nephilims por cada ángel caído. Ya no es así. He estado probando la bebida para Blakely y cuando la tomo, el campo de juego siempre se inclina a mi favor. Puedo ir en contra de un ángel caído sin ningún temor de que él es más fuerte.

Mis pensamientos giraron violentamente. ¿Devilcraft estaba prosperando en la Tierra? ¿Los Nefilim tenían un arma secreta, fabricada en un laboratorio secreto? tenia que decirle a Patch. — la bebida que me diste ¿es la mismo que has estado probando para Blakely?

—Sí. — Una sonrisa astuta. —Ahora entiendes de lo que estoy hablando.

Si quería elogios, no iba a recibirlos de mí. --¿Cuántos Nephilim saber acerca de la bebida o la han ingerido?

Dante se recostó en el banco y suspiró. — ¿Lo estas preguntando para ti misma? — Hizo una pausa con un significado. — ¿O para compartir nuestro secreto con Patch?

Dudé y el rostro de Dante cayó.

—Tienes que elegir, Nora. No puede ser leal a nosotros y a Patch. Estás haciendo un admirable paseo de esto, pero al final, la lealtad es sobre elegir un bando. O estás con los Nefilim o estás contra nosotros.

La peor parte de esta conversación era que Dante tenía razón. En el fondo, lo sabía. Patch y yo habíamos acordado que nuestro juego final en la guerra era salir de ella con seguridad juntos, pero todavía mantenía que esa era mi única meta, ¿dónde dejaba eso a los Nephilim? Supuestamente era su líder, pidiéndoles que creyeran que los iba a ayudar, pero realmente no lo estaba.

—Si le dices a Patch sobre devilcraft, no se quedara con la información — dijo Dante. —Él ira a por Blakely y tratará de destruir el laboratorio. No por un elevado sentido del deber moral, sino por instinto de conservación. Esto ya no es por Jeshvan — explicó. — Mi objetivo no es empujar a los ángeles caídos detrás de alguna línea arbitraria, tanto como impidiéndoles poseernos. Mi objetivo es aniquilar a toda la raza de ángeles caídos con devilcraft. Y si todavía no lo saben, se van a enterar pronto.

Escupí. — ¿Qué?

—Hank tenía un plan. Esto fue todo. La extinción de su raza. Blakely cree que con un poco mas de tiempo, puede desarrollar un prototipo de un arma lo suficientemente fuerte como para matar a un ángel caído, algo que nunca se consideró siquiera posible. Hasta ahora. 

Salté del banco y comencé a pasear de un lado a otro. — ¿Por qué me estas diciendo esto?

—Es la hora de hacer tu elección. ¿Estás con nosotros o no? 

—Patch no es el problema. No está trabajando con los ángeles caídos. Él no quiere guerra. —el único objetivo de Patch era asegurarse de que quedaría al mando, cumpliera con mi juramento y saliera con vida. Pero si le decía sobre devilcraft, Dante tenía razón: Patch haría todo lo posible por destruirlo.

—Si le dices sobre devilcraft, se acabó para nosotros — dijo Dante.

Me estaba pidiendo que le traicionar a él, a Scott o cualquiera de los miles de los inocentes Nephilim... o a Patch. Un peso pesado revolvió el estómago. El dolor era tan fuerte, que casi se dobló.

—Tomate la tarde para pensar en eso — dijo Dante, poniéndose de pie. —A menos que me digas lo contrario, voy a esperar a que estés lista para entrenar mañana a primera hora. — Me miró un momento, sus ojos marrones constantes, pero manteniendo una sombra de duda. —Espero que todavía estemos en el mismo bando, Nora — dijo en voz baja, y luego se fue.

Me quede en el edificio varios minutos, sentada en la penumbra, rodeada por los extrañamente alegres gritos y risas de los niños tratando de hacer el Hokey Pokey sobre patines. Bajé la cabeza y escondí mi cara entre mis manos. No era así como se suponía que iban a pasar las cosas. Se suponía que se suspendería la guerra, declararía un alto el fuego y me alejaría de todo para estar con Patch.

En vez de eso Dante y Blakely habían seguido adelante, siguiendo justo donde Hank lo había dejado y subieron la apuesta a todo o nada. Estúpido, estúpido, estúpido.

En circunstancias normales, no creería que Dante y Blakely y todos los Nephilims, para el caso, habrían tenido una oportunidad de aniquilar a los ángeles caídos, pero sospechaba que devilcraft lo cambió todo. ¿Y qué significa eso para mi mitad del trato? Si los Nephilim libraban la guerra sin mí, ¿Me harían todavía responsable los arcángeles?

Sí. Sí, lo harían.

Donde sea que Blakely estaba encerrado, sin duda custodiado por su propia pequeña y vigilante seguridad al detalle de Nephilim, estaba claro que estaba experimentando con prototipos más potentes y más peligrosos. Él era la raíz del problema.

Lo que ponía a encontrarle a él y a su laboratorio secreto, en la parte superior de mi lista de prioridades.

Justo después de que encontrara a Patch. Mi estómago dio un salto mortal de preocupación y mande otra oración silenciosa por él.



Cortesía del Foro Purple Rose

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