Exclusivo!!
Dia 20 de Septiembre
Cuando me desperté, el espacio junto a mi en la cama estaba frío. Sonreí ante el recuerdo de caer dormida acurrucado en los brazos de Patch, concentrándome en la probabilidad de que Pepper Friberg, alias el Sr. Arcángel con un oscuro secreto, estuviera sentado frente a mi casa toda la noche, jugando espía.
Me acordé del otoño pasado. En aquel entonces, no había siquiera besado a un chico. Nunca podría haber imaginado lo que había en la tienda. Patch significaba más para mí de lo que podría expresar con palabras. Su amor y su fe en mí tomaron el aguijón de las decisiones difíciles que había tenido que hacer recientemente. Ante cualquier duda o lamento que se colara en mi conciencia, todo lo que tenía que hacer era pensar en Patch. No estaba segura de que había tomado la decisión correcta cada vez, pero sabía una cosa con certeza. Había tomado la decisión correcta con Patch. No podía darme por vencida. Nunca.
Al mediodía, Vee llamó.
—¿Qué me dices si vamos a correr? —preguntó—. Acabo de recibir un nuevo par de zapatillas, y tengo que romperlas.
—Vee, tengo ampollas por el baile anoche. Y espera. ¿Desde cuándo te gusta correr?
—No es ningún secreto que tengo algunos kilos de más —dijo—. Soy de huesos grandes, pero eso no es excusa para dejar que un poco de gordura me detenga. Hay un tipo por ahí llamado Scott Parnell, y si ese peso extra es lo que va a impedir tener el valor de ir tras él, entonces esto es lo que tengo que hacer. Quiero que Scott me mire del modo que Patch te mira. No hablaba en serio acerca de las dietas y el ejercicio antes, pero estoy dando vuelta la página. A partir de hoy, me encanta el ejercicio. Es mi nuevo mejor amigo.
—¿Ah, sí? ¿Y qué hay de mí?
—Tan pronto como pierda peso, serás mi chica número uno de nuevo. Te recogeré en veinte minutos. No te olvides de llevar una vincha. Tu pelo hace cosas de miedo cuando se humedece.
Colgué el teléfono, me puse una camiseta por encima de mi cabeza, seguida por una sudadera, y me até los cordones de las zapatillas.
Justo a tiempo, Vee me recogió. Y de inmediato, se hizo evidente que no se dirigía a la pista de la escuela secundaria. Ella llevó neón púrpura a la ciudad, en dirección opuesta de la escuela, tarareando para sí misma.
Le dije —: ¿A dónde vamos?
—Estaba pensando que deberíamos correr en las colinas. Las pendientes son buenas para los glúteos —giró el Neon hacia la calle Deacon, y una luz apareció en mi cabeza.
—Espera. Scott vive en la calle Deacon.
—Ahora que lo pienso, es cierto.
—¿Vamos a correr cerca de la casa de Scott? ¿No es eso un poco... No se… acosador?
—Esa es una muy triste manera de ver las cosas, Nora. ¿Por qué no pensar en él como una motivación? Los ojos en el premio.
—¿Y si nos ve?
—Eres amiga de Scott. Si nos ve, probablemente va a salir y hablar con nosotras. Y sería grosero no parar y darle un par de minutos de nuestro tiempo.
—En otras palabras, esto no es acerca correr. Se trata de verlo.
Vee meneó la cabeza. —No eres divertida en lo absoluto.
Cruzó Deacon, un tramo sinuoso de la carretera estaba bordeado a ambos lados por árboles densos de hojas perennes. En un par de semanas, estarían helados con nieve.
Scott vivía con su madre, Lynn Parnell, en un complejo de apartamentos que quedó a la vista en la siguiente curva. Durante el verano, Scott había lo había abandonado, reclutándose en la clandestinidad. Había abandonado el ejército Nefilim de Hank Millar, y éste lo había buscado sin descanso, con la esperanza de hacer un ejemplo de él. Después de haber matado a Hank, Scott había sido libre de volver a casa.
Una valla de cemento enjaulaba de la propiedad, y aunque yo sabía que buscar cierta privacidad había sido la intención, aquella cosa le daba al lugar la sensación de un compuesto. Vee se detuvo en la entrada y tuve un flashback hacia la época en que me había ayudado a curiosear en la habitación de Scott. Antes, cuando yo pensaba que era un idiota bueno para nada. Vaya, las cosas de verdad habían cambiado. Aparcamos cerca de las canchas de tenis. Las redes eran cosa del pasado, y alguien había decorado el césped con un graffiti.
Salimos y alongamos los músculos por un par de minutos.
Vee dijo —: No me siento segura dejando el Neon desatendido durante mucho tiempo en este barrio. Tal vez deberíamos hacer vueltas alrededor del complejo. De esa manera puedo mantener los ojos en mi bebé.
—Uh-huh. También le dará una mejor oportunidad a Scott para vernos.
Vee vestía pantalones de chándal color rosa, con estampados de diva a través su trasero en un brillante dorado, y una chaqueta de paño grueso y suave, también rosa. Ella, además, tenía el maquillaje completo, diamantes en las orejas, un anillo de cóctel rubí, y olía a Pure Poison de Dior. Sólo su atuendo normal para correr.
Nos pusimos de pie y comenzamos un trote lento a lo largo de la pista de tierra, rodeando el complejo. El sol había salido, y después de tres vueltas, me quité la sudadera, atándola alrededor de mi cintura.
Vee se acercaba a todos los bancos del parque y se dejaba caer, aspirando aire.
—Esos deben haber sido unos cinco kilómetros —dijo.
Analicé el camino. Seguro… poniendo o sacando cuatro kilómetros.
—Tal vez deberíamos observar las ventanas de Scott —sugirió Vee—. Es domingo. Él podría tener exceso de sueño y necesidad de un amistoso llamado de atención.
—Scott vive en el tercer piso. A menos que tengas una escalera de doce metros escondida en la cajuela del Neon, escalar hacia la ventana no es una opción.
—Podríamos intentar algo más directo. Como llamar a su puerta.
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