Llegué al Delphic cerca de medianoche. Una fina lluvia caía sobre mí, ciñéndome la ropa al
cuerpo, y el cabello al cráneo. Subí
al Arcángel en un intento desesperado de poder pensar con claridad, de despejar
mi mente. Desde que Nora había salido del Salón de Bo., No había dejado de
pensar en ella.
No entendía que me sucedía, pero cada vez que
imaginaba las diferentes formas en las que ella podía morir, mi cuerpo se
estremecía. No era que lo sintiera, porque no puedo sentir ningún tipo de
sensaciones, pero lo sentía a un nivel emocional. Era como si fuese mi alma (Si
es que tenía una) la que temblara al solo pensar en la muerte de esa chica.
Recuerdo la primera vez que la vi, en su habitación,
justo el primer día que comencé a observarla a diario. Había pensado que no
había chica como ella. Era muy guapa, si, pero no era en eso en lo que me había
fijado. Tenía carácter, y actitud. Me había dado cuenta que era fuerte, al
menos emocionalmente.
Y eso me
gustaba. Ya era tarde. La mayoría de las personas se
encontraban durmiendo a estas horas de la noche, pero ella no lo estaba. Se
encontraba sentada en el suelo, reposando la espalda en su cama, con la vista
perdida en una pequeña caja plateada que sostenía en su regazo. Su cabello
estaba suelto, y los alborotados rizos caían a cada lado de su cara. Tenía la
cabeza baja, como si estuviera llorando. Su cuerpo daba sacudidas, como cuando
tratas de contener los sollozos. La
miré fijamente. No podía creer que ella fuera la descendiente que necesitaba
para llevar a cabo el sacrificio. No tenía ningún parecido con Chauncey… Lo que
me hacía preguntarme si tal vez, había sido un error. Entonces mi mirada se posó en
su muñeca, y contuve un gemido. Era ella. De eso no había duda. Lástima.
¿Lástima? ¿Lástima por qué? Pensé. Luego sacudí la
cabeza.
La rama donde me encontraba emitió un ruido, y ella
levantó la vista. La miré a los ojos, aún cuando sabía que ella no podía verme.
Se encontraba confundida… y contemple con gran curiosidad como su rostro estaba
completamente seco. Pero sus ojos reflejaban dolor y angustia. Suspiró y
regresó su mirada a unas fotografías que sostenía.
Lo siento,
padre. Yo tenía… yo tenía que haber estado contigo… Yo… yo tuve que
acompañarte—susurró, cerrando los ojos con fuerza. Sus puños se cerraron con
fuerza, tiró las fotos dentro de la caja y la cerró de un golpe. Se levanto, y
secó una pequeña lágrima que había logrado escaparse. No voy a llorar—susurró,
tratando de convencerse a si misma. —No voy a llorar, no lo haré. Una parte dentro de mí se
removió inquieta. Quería entrar, consolarla y decirle que todo estaba bien, que
allí estaba yo con ella. Pero esa era mi parte débil, y yo no era débil. Traté de regodearme de su
sufrimiento, y lo logré. Imaginando mis carcajadas al momento de sacrificarla.
Me estremecí, pero lo ignoré. Bajé del árbol de un
salto y me encaminé al Delphic. No tenía medio de transporte en ese entonces.
Estaba deseando ansiosamente que llegara el inicio de clases, momento en el
cual se activaría mi plan para asesinarla. Seguía pensando en ella cuando me
encaminé a los túneles, en dirección a mi casa. Al llegar, me quité la ropa y
me metí entre las sabanas. No
era que yo necesitara dormir, pues los ángeles caídos no duermen técnicamente.
Pero mi cuerpo si lo necesitaba. Así que cerré los ojos, y me sumergí en mis
pensamientos… que eran sobre Nora. El
"Entrenador" estaba malgastando saliva hablando aún sobre lo que él
creía que era el sexo. Yo no le prestaba atención, estaba concentrado en mi
compañera, la cual estaba concentrada en algo más. Observé como escribía "Poco dispuesto a
cooperar con el trabajo. Demuestra escaso interés por el trabajo en
equipo". Contuve una risa. Eso era cierto…
en parte. No me interesaba trabajar con nadie. Nadie, que no fuera ella. Seguí observándola… parecía preocupada. Metió una
mano en su mochila y sacó dos comprimidos de algo que tenía un asqueroso color
gris. Se los metió a la boca, y los tragó. Enarqué las cejas, curioso, esperando a que ella me
dijera por qué tomaba esas cosas. Pero como no, nos interrumpieron.
― ¿Nora? El entrenador se encontraba frente a Nora, esperando
su respuesta.
― ¿Podría repetirme la pregunta? ―dijo ella,
ruborizada.
Los inmaduros que la rodeaban soltaron una pequeña
risa, lo cual pareció irritar al entrenador.
― ¿Qué cualidades te atraen de un posible compañero?
―dijo.
― ¿De un posible compañero?
―Venga, no tenemos toda la tarde. Ella parpadeó sorprendida, y algo confundida. Me
recliné en la silla, y la estudié, esperando su respuesta.
― ¿Quiere que haga una lista de las características
de un…?
―De un posible compañero, sí, eso ayudaría―dijo el
entrenador, exasperado. Me
miró. Una parte de mí sabía que lo haría,
así que sonreí abiertamente, y articulé las palabras "Estamos
esperando" para que se diera prisa. Se ruborizó, y movió sus manos. Me había dado cuenta, que cuando está nerviosa,
trata de desviar la atención a su cuerpo. Sonreí para mis adentros.
―Nunca lo he pensado―respondió al fin.
―Pues piénsalo ahora, y rápido. -Entré en la mente del entrenador para que se
dirigiera a mí, y lo hizo.
―Tu turno, Patch. Cambié de posición, girando mi cuerpo levemente en
dirección a Nora.
―Inteligente. Atractiva. Vulnerable―dije. Miré de reojo a Nora, pero estaba mirando al
entrenador escribir mis cualidades en la pizarra.
― ¿Vulnerable? ¿Y eso? ―preguntó. Abrí la boca para contestar, pero me vi interrumpido
por Vee. Tuve que hacer un esfuerzo enorme para no mandarla a callar a gritos.
― ¿Esto tiene algo que ver con el tema que estamos
estudiando? Porque en el libro de texto no dice nada sobre las características
que debe reunir el compañero ideal. ―dijo ella.
El entrenador la miró, y explicó lo que parecía el
motivo de su pregunta. Luego le pidió las cualidades que busca en un chico.
―Guapísimo, rico, indulgente, sobreprotector y un
poquito perverso―dijo.
Reí. Ya que ella no recordaba a Rixon, al parecer
hablaba de mí.
―El problema de la atracción entre humanos, es que
nunca sabes si esta será correspondida―dije, más para mí mismo que para los
demás, pero de igual forma escucharon.
―Excelente observación―dijo el entrenador.
―Los humanos son vulnerables―dije, haciendo énfasis
en "Son" y no decir "somos". Nadie se dio cuenta―Porque se
les puede hacer daño. -Le
di un rodillazo a Nora, la cual volvió a ruborizarse, y luego se apartó.
―La complejidad de la atracción (Y reproducción)
entre los humanos, es uno de los rasgos que nos diferencian de otras
especies―dijo.
Resoplé. ¿De otras especies? Yo era "De otra
especie" y la forma de atracción era exactamente igual a la de los
humanos. Estúpido. Siguió
hablando de estupideces mientras yo me perdía en mis pensamientos, deseando que
fuera el hombre que tenía en frente la persona que debería matar, y no la chica
que tenía a un lado. Un
minuto después, mi nombre me trajo de vuelta a la realidad.
―Muy bien, Patch. Imaginemos que estás en una
fiesta. Ves a muchas chicas de diferentes formas y tamaños. Rubias, morenas,
pelirrojas, algunas de pelo azabache. Algunas son habladoras, mientras que
otras parecen tímidas. Has encontrado a una chica que es tu tipo. ¿Cómo le
comunicarías tu interés?
―Me acercaría y le hablaría―dije, sin pensar.
―Estupendo. Ahora viene lo más importante. ¿Cómo
averiguarías si es una presa accesible o, en cambio, quiere que te largues? -Pensé. Recordé entonces la primera vez que hablé con
Nora realmente…
―La estudiaría. Me preguntaría qué piensa y qué
siente. Ella no me lo va a contar a la primera, por lo que tendré que prestar
atención. ¿Me mira de frente? ¿Aguanta la mirada y luego la aparta? ―miré de
reojo a Nora― ¿Se muerde el labio y juega con su pelo, como está haciendo Nora
en este momento? -Más
coqueteos. Era un problema, pero me gusta coquetear con ella. Más de lo
sanamente posible. ―Ella
es una presa―dije, y le di otro rodillazo. Otra vez se sonrojó.
― ¡Muy bien! ―exclamó el entrenador.Parecía realmente feliz de que
por primera vez, todos los alumnos estuvieran prestando atención a una de sus
clases. Observé a Nora con más intensidad.
―Los vasos sanguíneos del rostro de Nora se están
dilatando y tiene la piel caliente. Sabe que la están cortejando. Le gusta
recibir atención, pero no sabe manejarse―dije.
―No estoy sonrojada―dijo, y se sonrojó un poco más.
―Esta nerviosa―dije. ―Se acaricia el brazo, para
desviar la atención de su rostro a su figura. Quizás a su piel. Son sus puntos
fuertes. Levantó la barbilla, simulando
dignidad.
―Esto es ridículo―dijo.
¿Ridículo?
Bueno, destrocemos esa dignidad que queda pensé. Coloqué mi mano en el respaldo de su silla,
como si eso fuese lo más normal del mundo. La miré a los ojos con toda la
intensidad posible que pude reunir, y me perdí en las profundidades de sus ojos
grises. Ella me devolvía la mirada sin decir nada. Ambos perdidos en el otro.
Lo sabía. "Vulnerable" dije, sin decir
palabras en realidad. Eso
pareció molestarla y devolverla a la realidad. Arrimó su silla más adelante,
dejando caer mi mano. Casi solté una carcajada.
― ¡Ahí lo tienen! Así funciona el proceso
Biológico―dijo el entrenador. Resoplé
bajito, asegurándome de que solo yo lo escuchara.
― ¿Ahora podemos hablar de sexo, por favor?
―solicitó Vee.
―Mañana. Lean el capítulo siete y vengan preparados
para un debate―respondió él. Sonó
el timbre, y eché mi silla hacia atrás, simulando que ya me iba.
―Ha sido divertido. Repitamos cuando quieras―dije. Me alejé de ella, saliendo por la puerta. Justo en
ese momento, entre en la mente del entrenador, solicitando que saliera
inmediatamente. Él lo hizo, por supuesto. Sin que se diera cuenta Nora, tomé su
lugar entrando en la mente de todos, para que todo aquel que mirara hacía donde
me encontraba, no me viera a mí, si no a McConaughy. Sabía que Nora vendría a
hablar con él sobre mí. Sabía también que él haría lo que le pidiera, sin mi
influencia. Por eso, ella no hablaría con él. Hablaría conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario