Nora POV
Miré todos los cuadros, no eran mejores que los míos. Me habían
sugerido varias veces que hiciera mi propia exposición, pero nunca había tomado
la idea en serio. Sabía que era buena, así que solo dejaba la opción abierta. Tal
vez algún día.
Me encontré con varios conocidos amantes de la pintura, viejos
amigos de la familia. Desde la muerte de mis padres todos me miraban de manera condescendiente,
como se mira a un perrito en una esquina de la calle. Pero no me importaba. Si,
estaba sola, pero tenía a Rixon, a Vee y a mis pinturas. Era toda la compañía que
necesitaba.
El tiempo se va volando cuando te dejas absorber por la
magia de los colores y el olor rancio del oleo. Cuando mire mi reloj ya pasaban
de las cinco. Rixon estaría pronto en casa. Me dispuse a salir del local, no
sin antes despedirme de todos los que se hallaban a mi paso. Todos hacían promesas
de “te llamaremos” “tienes que venir con nosotros un fin de semana” “te
invitare un café, linda”. Pero ambos sabíamos que era solo cortesía, y estaba
harta de eso. Necesita algo de realidad en mi vida, algo que me haga sentir
viva de verdad.
Camine despacio por la calle. La noche era fresca y la luna
brilla hermosa en el cielo. Pase frente a una cafetería y mi estomago grito. Recordé
que hacia horas que no comía nada. Pedí un panecillo y un café expreso. El chico
que me atendió tenía el pelo negro puesto detrás de las orejas. Me quede viéndolo
más tiempo del necesario. Su cabello negro me recordaba a otra persona. Pero no
quería pensar en él, era una locura. El chico mal interpreto mi mirada y me
guiño un ojo. Me sentí culpable. Le ofrecí una sonrisa y salí de ahí.
Ya era tarde así que camine más a prisa. No estaba de animo para
esperar el cambio de luces, me lance entre las olas de autos en la autopista.
Solo una esquina más y estaría en mi calle, cerca de casa. Lo
seguro era que Rixon ya estaba allí. Me introduje una vez mas en la ola de
autos, la luz recién cambiaba así que camine rápido.
Un auto casi me choco, seguro un idiota que no se fijaba por
donde iba. Mire en su dirección con intención de hacerle una seña con mi dedo
medio. Pero me quede paralizada. Unos ojos negros me miraban desde dentro del
coche. Me estudiaban. Me quede ahí parada como idiota por unos segundos más, no
creyendo a mi suerte. Luego los conductores empezaron a hacer ruido con las
bocinas y yo me subí a la acera.
Seguí caminando ahora un poco perdida. Alguien me aferro por
el codo. En ese instante, sentí como una corriente eléctrica iniciaba en mi
codo y se extendía todo mi cuerpo. Una brisa de calor abrazadora que se llevaba
todo y me dejaba a la deriva.
Me gire en busca de más. Era él. Su mirada me penetraba. Esos
ojos negros lo absorbían todo. Su cabello caía alborotado sobre su frente y su
boca era toda intención.
Dijo algo que me costo mas tiempo de lo normal asimilar. Pregunto
como me sentía?
Conteste tontamente. Me sentía a la deriva. El aun sujetaba
mi codo y lo que producía en mi cuerpo era casi insoportable. Pregunto algo más y yo aproveche para zafarme
de su agarre.
-Por lo menos deja que te invite algo de tomar. – su sonrisa
era abrumadora.
Ahora que no me sujetaba pude aclarar mis ideas. Note su fuerte acento ingles y su voz
aterciopelada. Todo mi ser pedía que le dijera que si. Que me fuera con él y
olvidara todo. Entonces pensé en Rixon. No se merecía esto. Me despedí de el
siendo un poco grosera, tenia que dejarle claro que no estaba interesada.
Camine más a prisa por miedo
a que me siguiera. Pero él se quedo parado ahí. Mire de reojo un par de
veces y ahí estaba con la mirada perdida.
Llegue al apartamento y subí a todo prisa. Saque mis llaves
y abrí la puerta. Me recosté de espaldas aun sujetando el picaporte con la
mano.
-Nora? Pasa algo? – abrí
los ojos de repente. – De donde vienes con semejante facha? – los ojos de Rixon
me sometían al escrutinio. Buscaba algo en mi rostro, un indicio.
Cerré los ojos y pensé en que le diría. No era buena para mentir.
M. Xoxo
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