Patch POV
No dormí en toda la noche. No pude sacarme a esa mujer de la
cabeza. Ahora que la había visto de cerca, con su cabello rojizo y mentón alto,
era mas hermosa de lo que creí.
Me di una ducha fría para calmar la calentura de mi cuerpo. Ella
evocaba mis más bajos instintos. Me vestí con una camisa manga larga y
pantalones negros, iba a ser un día frío, pero yo estaba lejos de sentirlo.
Salí del departamento no sin antes mirar hacia las ventanas
del departamento de en frente. Aun guardaba esperanzas de poder verla una vez
mas.
Una vez estuve en el edificio Grey Textiles me dirigí solo
hacia la oficina de Rixon. Ya sabia el camino y no estaba para saludos. Cuando llegue
al recibidor donde antes me había esperado la rubia que usaba dos tallas menos
en la falda, no vi a nadie. La silla vacía se mantenía inerte contra la pared.
Camine hacia uno de los enormes sofás y me dispuse a
esperar. Tal vez era muy temprano y aun no llegaba. Pasaron diez largos minutos
antes de que se abriera la puerta de la oficina de Rixon. La despampanante rubia
salió bajándose la falda con una mano y con la otra se limpiaba el labial.
Sus mejillas rojas de la excitación parecieron encenderse
mas al verme, no me esperaba.
-Buenos días.- Dije en tono natural. No era la primera vez
que veía esto. Al pasar de empresa en empresa durante años, veía las cosas mas
extrañas. Ya nada me sorprendía. Jefes que
engañaban a sus esposas con las secretarias, gerentes y hasta personal de
limpieza. Así que lo deje pasar. Mis condolencias a la esposa afectada en este
caso. Apuesto que la esposa de Rixon no sabía nada.
-Buenos…días. Ya lo anuncio. – y tomo su teléfono como cada
vez con mirada algo perdida o avergonzada.
Minutos después Rixon vino a recibirme. Hoy daríamos una
vuelta por la planta a ver como iba todo.
**********************
Cinco horas después habíamos regresado a la oficina de
Rixon. Había visto las maquinarias y conocido parte del personal. Me disponía a irme a casa temprano. Sabia que era una
locura, pero tenia que ver a esa chica otra vez fuera como fuera.
-Que harás esta noche? – las palabras de Rixon me sacaron de
mi ensoñación.
-Ah…nada, nada especial.
-Perfecto. Hoy abra una fiesta de caridad, para recaudar
fondos. Los principales empresarios de la cuidad y el país estarán alla. Tú debes
estar ahí.
-Bien. Y donde será? – por deseo que tuviera de ver a la
chica otra vez, no podía faltar a este evento. Estarían posibles clientes y
personalidades importantes de la industria.
-Ven y te anoto la dirección. – me paso un trozo de papel con
una dirección. – Sabrás llegar?
-No te preocupes, me las arreglare.
Llegue a mi apartamento, pedí algo de cenar y me prepare
para la cena. El truco estaba en llegar temprano, reconocer a los posibles potenciales
e ir por ellos.
Conduje despacio por la ciudad en busca de la dirección que
me había dado Rixon. Llevaba a un lujoso establecimiento, con un salón que daba
paso a un gran y especial restaurante. En
la puerta di una generosa suma para caridad y entre en el recinto.
Una hora después me hallaba en el baño. Había saludado y
hablado con los máximos representantes de la elite empresarial de nueva york,
tenia muchas reuniones y cenas para la semana entrante.
Cuando salí del baño sentí que alguien se choco con mi
espala. Me gire para ofrecerle una disculpa. Y estaba otra vez. Esa chica que
me volvía loco y no me dejaba pensar con claridad.
Llevaba un exquisito vestido amarillo que dejaba ver sus largas piernas, y su rojizo
cabello le caía sobre los hombros. Esta vez no se escaparía.
-Se encuentra bien? – la sostuve por el brazo para ayudar a
que se estabilizara, y para que no saliera huyendo.
-Si… gracias.
- Veo que has conocido a mi prometida.- Rixon se acercaba
por detrás de ella con una sonrisa en los labios. La tomo de los hombros y ella
se alejo de mi. – Nora, este es el nuevo socio del que te hable Jev Cipriano.
Jev, esta es Nora mi bella prometida. – besó sus labios en un rápido y
desinteresado beso.
No pude decir nada. Una ira irracional crecía dentro de mi. Me
excuse como pude y regrese al baño.
Una vez allí trate de calmarme. Pero no lo conseguí a la
primera. No podía creer que Rixon, ese maldito sea su prometido. Que ella fuera
la mujer a la que le envié mis silenciosas
condolencias esta mañana, cuando presencie su acto de infidelidad.
Y mas aun, no entendía como el podía estar con otra mujer teniéndola
a ella! El era un idiota! Me mire al espejo y vi mis ojos dilatados por el odio
que sentía por el.
El no la merecía y yo iba a ser algo al respecto. Lave mi
cara y me calme. Cuando sentí que podía salir y no ir a golpear en la cara a
Rixon, fui en busca de ella.
M. Xoxo
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