Nora POV
Estaba exhausta. Me había pasado todo el día de
compras con Vee, y ella era imparable. Me arrastro de tienda en tienda
haciéndome comprar las cosas mas comprometedoras.
Vee era mi mejor amiga, y sabía todo sobre mí.
Le había contado acerca de Jev y se puso como loca. Hizo preguntas hasta que me
dejo mareada. Cuando me preguntó que si ya lo habíamos “hecho”, le dije lo que
me había dicho Jev unas semanas antes cuando las cosas se fueron un poco lejos
en su apartamento.
Recuerdo que yo le estaba desabrochando el
pantalón y él agarro mis manos.
-Que pasa?-pregunte sorprendida.
-Espera Nora. –Dijo con voz ronca. –quiero
tenerte. No sabes cuánto. Quiero sentirte de todas las formas posibles. Pero no
cuando tienes que salir huyendo después de una llamada y volver a él. Quiero
que cuando te haga el amor, sea para te quedes acurrucada a mi lado, y no
tengas que irte.
No le contesté. Se me había hecho un nudo en la
garganta. Hasta ese momento me di cuenta de lo que toda esta situación
significaba para el. Tenia que compartirme y esa idea no parecía agradarle. Sentía
que el se contenía conmigo, que no era como le gustaría ser. Y todo eso, era
debido a esta situación.
-Estas bromeando? En serio eso te dijo? –Vee me
miraba incrédula. – No puede ser! Que romántico! Y si esta tan cañón como me
dices tienes que retenerlo contigo! No quiero que lo pierdas por el idiota de
Rixon.- al ver mi expresión agregó.- lo siento.
A Vee no le agradaba Rixon, para nada. Y me lo
dejaba en claro cada vez que la veía. Decía que el no era suficiente para mi,
nunca supe a que se refería, hasta que conocí a Jev. El si que era suficiente.
Me hizo comparar la lencería más diminuta de
Victoria´s Secret con el propósito de provocar a Jev.
-A ver si con esto es capaz de aguantarse por
mucho mas tiempo. – me mostraba una diminuta prenda interior en forma de tanga
color rojo. Se me subieron los colores al rostro.
Ahora todas aquellas exóticas prendas posaban en
sobre mi cama. Las ordenaría mas tarde. No quería que Rixon las viera, no eran
para el. Al pensar en eso, no pude evitar sentirme culpable.
-Que pensaría él si se enterara de esta
situación? –dije en voz baja para mis adentros.
El timbre de la puerta sonó y fui a abrir. No
esperaba a Rixon tan temprano, pero no tenia idea de quien podría ser.
Mi duda tuvo respuesta pronto. Era Jev, mi
corazón dio un salto al verlo. Tenia el cabello mojado aun, parecía que acababa
de ducharse. Llevaba una camiseta azul de cuello, unos jeans negros y zapatos
cerrados. Su chaqueta negra abierta.
-Jev.- dije sin poder controlar la alegría de
verlo.
-Hola. He traído vino. – hasta ese momento me
fije en la botella que llevaba en las manos.
-Genial.
-No me invitas a pasar?- pregunto dudoso al ver
que no me retiraba de la puerta.
-Oh lo siento. Claro pasa… es solo que Rixon… -
deje la oración sin terminar.
-Que no te llamo? – pregunto desde el recibidor.
– dijo que iría a una fiesta con unos amigos, y que te llamaría.
-Bueno no… no lo hizo. Pero es así, entonces
bebamos esa botella.
Cuando Rixon se iba de fiesta, generalmente
llegaba muy tarde. Podría tomar vino con Jev y charlar un rato.
Le indique que se sentara en el sofá rojo de la
sala y fui a buscar un par de copas y un sacacorchos en la cocina. Entonces
pensé en algo.
-Jev.
-Si. – me contesto desde el sillón.
-Como encontraste mi apartamento? Habías estado
aquí antes?- Le entregué el sacacorchos y puse las copas en la mesita.
-Bueno, tu apartamento se ve desde mis ventanas.
Supuse que seria uno de los últimos pisos. Lo demás fue solo suerte.- rio por
lo bajo.
Conociéndolo debió sobornar al recepcionista con
una buena cantidad de dinero.
Sirvió el vino en las copas y me paso una. Di un
trago a la mía.
-Y bien. Donde están?
-Donde están que? – pregunte con incertidumbre.
-Tus pinturas. Quiero verlas.
-Oh! claro… Ven te las mostrare. Están un cuarto
al fondo del pasillo.
Caminamos por el corredor pasando varias
puertas. Jev me seguía de cerca. Lo sentía pegado a mi trasero cada tres pasos.
Cuando llegamos al final del pasillo trate de abrir la puerta, entonces recordé
que la había cerrado con llave. No quería que Rixon entrara y por error viera
el cuadro de Jev que colgaba de la pared. Pero Rixon no entraba aquí, le
parecía muy estúpido todo esto.
-Necesito la llave. Iré por ella.
Lo deje parado junto a la puerta, pero sabia que
me seguiría. No se apartaba de mí un segundo cuando estábamos juntos. Fui hasta
el closet en busca de la pequeña caja donde había guardado la llave.
-Interesante. – dijo Jev a mis espaldas. Me gire
para ver a que se refería con aquella afirmación.
Jev sostenía una de mis diminutas prendas en sus
manos, examinándola con cuidado. Era la tanga roja que me había mostrado Vee
antes. Todas las demás aun posaban sobre mi cama donde las había dejado. Se me
subieron los colores al rostro.
-No…no es nada.- camine hacia el quitándole la
prenda de las manos y tratando de recoger las demás.
-Festejaras algo esta noche? – su rostro se
oscureció por su pregunta. El creía que esto era para Rixon. No soportaba verlo
así.
Rápidamente guarde las cosas en una de las
gavetas. Luego me recosté posando las manos en mi peinadora de frente a el.
Baje la vista al suelo antes de hablar.
-No son para Rixon… mi amiga Vee me hizo comprarlas…para
ti. – esto pareció animarlo, que era justo lo que yo quería.
-Vee? La conozco?
-No…no. Ella es mi mejor amiga. Sabe todo sobre
nosotros.
-Y te llevo a comprar todo esto… para mi?- un
amago de sonrisa cruzo por sus labios.
-Sip. Así es. Digamos que Rixon no es
exactamente su persona favorita en Nueva York. Así que está muy feliz por
nosotros.
-Agradece a tu amiga de mi parte.
-Lo haré.- los dos reímos por lo bajo. – vamos,
te mostrare mis pinturas.
Entramos a la habitación en silencio y fui a
encender las luces. Jev entro detrás a mí. Con las luces encendidas la
habitación mas larga que ancha, se llenaba toda de luz. Habían fuertes lámparas
en todas partes. Cuando pintaba tenía que parecer de día aunque fuera de noche.
Jev camino observando mis pinturas. Las que
estaban colgadas a la pared y las que estaban apiladas al fondo.
-Que modesta fuiste. Eres genial!- miraba a
todas partes maravillado.
-Lo se, lo se. –dije con fingida presunción.
-No, en serio Nora. Eres magnifica.- se giro en
mi dirección y sus ojos se fueron a las pinturas que estaban colgadas al lado
de la puerta. – me pintaste?
Mire al cuadro que me señalaba. Lo había
terminado apenas hace unos días.
-Si, eres tú. Lo pinte después de la primera vez
que te vi. Me veías desde las ventanas de tu apartamento.
-Lo recuerdo. Como podría olvidarlo. Estabas
preciosa esa mañana. Recuerdo haber estado frustrado por haber venido aquí,
Nueva York no rea mi cuidad favorita en el mundo. Pero luego de verte esa
mañana, supuse que las cosas no irían tan mal después de todo. – me dedico una
sonrisa tierna y paso su mano por mi mejilla.
-También te veías muy guapo. – le devolví la
sonrisa.
Se acerco al cuadro y paso sus dedos por el oleó
fresco.
-Se ve tan real, parece una fotografía. No lo
has firmado. Porque?
-No acostumbro a firmarlos a menos que vaya a regalarlos a alguien.
-Y este? Me lo darías?
-Lo quieres?
-Si. Se vería perfecto en mi departamento. No
tengo muchos cuadros en la pared.
-Claro que te lo daría. Deja que lo firme.
Fui por frasco de pintura al estante y tome un
pincel. Lo firme con cuidado en la parte inferior derecha. Lo puse en una bolsa
de papel y se lo entregue.
-Que lo disfrutes.
-Eso hare. –una sonrisa.- Pero en serio Nora,
porque no haces una exposición? Eres
genial en esto.
-Bueno… no lo se yo… - no termine de hablar y
baje la mirada.
-Es Rixon, cierto? No quiere que lo hagas?
-No… no es eso. Es solo que cree que debería
invertir mí tiempo en algo más productivo, como la empresa.
-Algo mas productivo? Y como llama el esto? Tus
pinturas se venderían por miles de dólares. Todos querían tener uno de tus
cuadros. Acaso no te gustaría eso?
-Si, me gustaría, realmente me encantaría pero…
-Porque te haces esto Nora? Porque permites que
el decida por ti? Es enfermizo.
-No sabes lo que dices. No es así. El no decide
por mí. Es solo que… yo… no siento que pueda hacerlo.
-Claro porque el no te apoya en esto.
-Tal vez pero…
-Ya basta Nora, deja de justificarlo! Que no te
das cuenta de que solo eres un objeto para el? El hasta te… - dejo de hablar y
apretó los dientes. Una ira que yo no entendía nublaba su rostro cuando hablaba
de Rixon.
-Ya basta Jev! No tienes derecho a hablar así de
Rixon. No lo conoces! El estuvo conmigo cuando mas lo necesitaba, fue el único
que se quedo a mi lado aguantando mis cambios de humor, mis pesadillas por las
noches, mis penas. Tú no estuviste ahí. No sabes lo que dices.- cuando termine
de hablar sollozaba y una lagrima rodaba por mi mejilla.
Se acerco a mí y tomo mi rostro entre sus manos.
Con su dedo pulgar limpio la lagrima y levanto mi rostro para que lo mirara.
-Nora…entiendo por todo lo que tuviste que pasar.
Perder a tus padres, perderlos a ambos en un minuto y verte
sola y desamparada no debió ser fácil para ti. Pero ya es tiempo de lo
superes. El solo se aprovecho de toda tu situación y pena, y tú se lo
permitiste.- dejo caer su mano de mi cara. – será mejor que me vaya.
Caminó hacia la puerta con el cuadro en manos.
El no sabía de lo que hablaba. Rixon había representado mucho para mí, y no
podía simplemente sacarlo de mi vida sin más.
Pero, y si Jev tenía razón? Y si Rixon solo se
había aprovechado de todo para sacar ventaja? Vee también pensaba lo mismo.
Recuerdo la primera vez que lo vi. Fue su primer
día de trabajo. Había impresionado a mi padre en la entrevista y le había dado
el puesto ese mismo día. En su recorrido paso varias veces por el taller donde
yo creaba las campañas publicitarias, pero nunca me miro más de unos segundos.
Una noche, mi padre lo invito a casa a cenar, y
nos conocimos formalmente. Desde esa noche en que supo que yo era la única hija
y heredera de Harrison Grey, empezó a llamarme en la oficina, a hacerme
invitaciones a cenar y a enviarme flores.
Me había parecido un buen chico entonces, y mi
padre estaba de acuerdo. Así que empezamos a salir. Nunca me paso por la cabeza
que él se había acercado a mi solo por mi estatus.
En cambio Jev, me quiso sin saber quien yo era,
sin saber mi apellido o lo que eso implicaba. Se había quedado a mi lado a
pesar de Rixon, y había esperado con paciencia mi decisión.
No quería que se fuera, no así. Corrí tras él, tenía
que alcanzarlo. Cuando llegue a la sala estaba parado junto a la puerta abierta
poniéndose la chaqueta.
-Espera, no te vayas.
-Nora, es evidente que no vas a dejarlo. Es como
si él se hubiera convertido en tu dios y salvador.
-No es así Jev… yo no quiero que te vayas.
Cerró la puerta de una patada evidentemente
frustrado y se giro a verme. – Bien Nora, dame una sola razón por la que no
debería atravesar esa puerta y tomar un vuelo a Londres esta misma noche.
-Por que... te amo… a ti, no a él.
Me miro por un segundo y luego de dos zancadas
estuvo a mi lado. Nuestros labios se encontraron con la habitual danza frenética
y fuimos a parar al sofá.
Estábamos tan absortos en tocar nuestros
cuerpos, que no escuchamos cuando la puerta se abrió y entro Rixon. Nos dimos
cuenta cuando hablo, su voz alarmada y difuminada por el alcohol, estaba
borracho.
-Nora! Que esto?
Cuando pude incorporarme para verlo Jev ya se
hallaba frente a mí, interponiéndose entre Rixon y yo.
Rodee a Jev por detrás, rápidamente para que no
pudiera detenerme y camine hacia Rixon, quien aun mantenía la puerta abierta
apoyándose.
-Rixon espera…-lo que paso a continuación fue
muy rápido.
-Eres una cualquiera! – escuche la voz de Rixon
mientras sentía el dorso de su mano en mi cara. Como no esperaba el golpe perdí
el equilibrio y me fui al piso chocando mi cabeza con el pequeño armario junto
a la puerta.
Lo siguiente que vi fue a Jev alcanzar a Rixon
con tres agiles pisadas. Antes de que pudiera ponerme en pies, le encesto tres
golpes. Uno por encima del ojo, otro en la mandíbula cerca del labio y uno más
en el estomago.
-Basta Jev vas a matarlo.- corrí a interponerme
entre ellos, para tratar de parar a Jev. Pero este se las arreglo para mandar
otro golpe a la cara de Rixon, que paso rozando mi oreja.
-Basta!- entonces lo soltó y Rixon se desplomo
en el suelo.
Lo mire un segundo. Sangre salía de su boca y sobre
su ojo. Repetía mi nombre una y otra vez.
-Nora… ayúdame Nora…maldición.
Rixon siguió balbuceando en el piso. Me dirigí a
Jev.
-Tienes que irte.
-No te dejare sola con este maldito. – paso su
dedo pulgar por mi frente y había sangre en su mano. Su mandíbula estaba
apretada y se le dificultaba hablar.
-Escucha el no va a hacerme daño, ni siquiera
puede mantenerse en pie. – No tenía planes de dejarme.- Jev por favor vete, te
prometo que a partir de mañana haremos las cosas a tu manera. Hablare con Rixon
y me iré a vivir contigo si es lo que quieres. – la idea pareció gustarle.
-Solo le rompí la mandíbula. Pero si el vuelve a
poner una mano sobre ti, será solo la primera cosa que voy a romperle. – Lo miro tirado en el piso y luego
volvió a mí. – me iré, pero mañana te
quiero en mi casa antes del medio día. No quiero que pases un segundo más junto
a este tipo. Si no estás allá para esa hora, vendré por ti yo mismo.
Dicho esto se fue cuadro en manos. Cerré la
puerta y mire a Rixon que aun balbuceaba mi nombre.
-Ya estoy aquí. Vamos a limpiarte.
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